Sin entrar en la polémica "si la obra de Milo es o no arte" (juro haber escuchado eso unas cuantas conversaciones de gente que ni conozco, solo caminando por la calle y en algún cafe) y más allá del mérito que significa que pueda vivir de lo que le gusta hacer ( eso es de envidiar) , no te tiene un poco podrido la plaga en que se constituyó la obra de Milo? Me parece que repite el fenómeno de los 90 de las Arquitectas DIAZ - LATTMAN. En la década pasada no había lugar de Resistencia que no fuera atacada por los colores que proponían estas señoras.
En un comienzo podía parecer fresco, pero después fue solo uniformidad estética. Hoy su obra influye todavía, pudiendo ser observada en los colores que engalanan el frente de la Municipalidad, plazas y los uniformes de algunas punteritas radicales devenidas en empleadas públicas.
Lo mismo pasa con Milo, bah... está bien! que aproveche. Es el arte oficial genuflexo.
El próximo proyecto de Guillermo Emilio será la fabricación de miles de fideos con sus tradicionales formas, para, poder, por fin... verlo hasta en la sopa. AVISO: no avivo giles, porque de gil, Milo no tiene nada!

No hay comentarios:
Publicar un comentario